sábado, 25 de septiembre de 2010

bolsas

Hoy hemos celebrado la fiesta de despedida de Garzón, que después de hacersa esperar, se ha marchado del Cedro vilmente a la francesa. Ha sido una noche de caminatas. Por eso de si no estamos tan lejos... -los cojones-. Y el de ida ha sido un camido en el que me ha dado para pensar en cambios y constantes. Como el que se me ha planteado.
Saliendo de casa de Arthur, llevábamos con nosotros ingentes provisiones de bebida -de lo que posteriormente también se ha perdido una gran cantidad de manera accidental-, que llevaban entre unos cuantos. Nando, el pobre, iba muy, MUY ciego, y cargaba con dos bolsas. Una le ha pedido a Tote que se la llevase, y para llevar la otra, me he ofrecido yo, y luego he pensado que era una putada llevarla realmente, y he intentado buscar a alguien que  quisiera cargar con el muerto durante un rato. Y de lo que me he dado cuenta es que hemos ido pasándonos las cinco bolsas durante todo el camino. De hecho yo me he vuelto a ver con alguna bolsa en las manos un par de veces más, y cuando le he mirado, Nando, a quien yo en un principio quise ayudar a mantenerse erecto, también llevaba una.
Por mis manos ha pasado, de hecho, dos veces la misma bolsa, que ha terminado en la mochila de Pablo.
Realmente no sé por qué me ha llamado la atención tanto, porque con monedas y billletes pasa esto constantemente, pero supongo que es más divertido verlo en acción, con un grupo de gente más reducido.

Y no sé que más resaltar de la noche...
Que tengo sueño.  Tengo mucho sueño.

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